Asignación internacional familiar

La movilidad del talento internacional conlleva, en ocasiones, el desplazamiento de la familia del empleado. En estos casos, parte del éxito de la asignación internacional familiar pasa porque los niños se sientan cómodos en el país de destino. 

Los principales retos serán la adaptación a una nueva cultura y establecer una red de nuevas relaciones. Pasar tiempo de calidad con los hijos, ofrecerles un espacio seguro donde poder manifestar sus sentimientos y servir de ejemplo pueden ayudar a que la asignación internacional familiar sea un éxito.

 

Asignación internacional familiar

A la hora de plantearse una asignación internacional, uno de los principales motivos que lleva a rechazar una experiencia de este tipo es la reticencia de los diferentes miembros de la familia. Los progenitores pueden sentir temor a sufrir una mala adaptación al país del destino, motivado en gran parte por la tristeza que produce a los hijos separarse del resto de la familia, dejar el colegio y a sus amigos, y tener que enfrentarse a la realidad de hacer nuevas amistades y acostumbrarse a nuevas rutinas.

A pesar de estas reticencias iniciales, que pueden hacer que el niño viva una especie de duelo en los primeros momentos de la asignación internacional, lo cierto es que los menores suelen sorprender por su facilidad de aclimatación a una nueva vida en el extranjero, según la experiencia de Hasenkamp.

En ocasiones, cuando la asignación internacional familiar se prolonga más de un año, se da la circunstancia de que los niños crean su propia cultura de expatriados. Es lo que se llama “Third Culture Kids”, en la que los menores tienden a formar su identidad tomando aspectos de todas las culturas que conocen, sin identificarse con ninguna de ellas totalmente.

 

Consejos para aceptar el desafío en familia

Existen diferentes maneras de facilitar a los niños el proceso que supone una asignación internacional, con todo lo que supone: nuevo idioma, diferente cultura, necesidad de crear una nueva red de contactos, etc. Estos consejos pueden ayudar a hacer más fácil la transición:

– Convertir al niño en protagonista: antes de la llegada al destino se les puede hacer partícipe en la búsqueda y elección del colegio. También es conveniente que decore su habitación y escoja actividades a realizar en sus primeros días en el país de destino. Apuntar al menor a actividades extraescolares de su agrado también contribuye a que el proceso de adaptación sea más rápido.

– Contacto con otras familias que han vivido la experiencia: si existe la posibilidad, conviene contactar con otros trabajadores que hayan vivido la experiencia de una asignación internacional familiar. Nada mejor que escuchar sus vivencias y consejos para vivir el proceso de una forma más relajada. 

– Padres cercanos física y emocionalmente: para que los niños completen su proceso de adaptación es necesario que sientan que sus padres están cerca de ellos, tanto física como emocionalmente. Esto implica pasar tiempo de calidad en familia, hacer cosas juntos y sentirse conectados. Solo así se consigue transmitir a los menores que se encuentran en un lugar seguro. 

– Crear sentido de pertenencia: a los niños de las familias expatriadas les cuesta sentirse parte de algún lugar. Por ello es necesario desarrollar un sentido de pertenencia, fomentando el sentimiento de cercanía hacia la nueva comunidad y el nuevo colegio, sin olvidar por ello los orígenes.

– Dar cabida a que se expresen: los niños deben sentirse seguros a la hora de expresar sus emociones, ya sean de alegría o de tristeza. Una comunicación respetuosa con los sentimientos del menor les hará sentirse más acompañados y comprendidos. Empatizar con lo que están sintiendo ayuda a los menores en el proceso de adaptación. 

– Los progenitores deben dar ejemplo: en una asignación internacional familiar, las figuras de referencia para los niños pasan a ser los padres casi en exclusiva. Si los hijos ven que sus padres se esfuerzan por establecer lazos en la comunidad o aprender un idioma, terminarán imitándolos. Por el contrario, si solo escuchan quejas respecto a los locales o las costumbres del país del destino, es más probable que no terminen de adaptarse. 

– Ayudarles a mantener las relaciones establecidas en su país de origen: si los niños son pequeños, los progenitores pueden ayudarles a mantener relación con sus amigos y familiares. Lejos de dificultar la adaptación al nuevo destino, les ayudará a conservar su identidad.

– No perder las costumbres: para dar estabilidad a los menores en las asignaciones internacionales familiares, lo mejor es mantener las costumbres, fiestas y celebraciones propias del lugar de origen. Se conservarán las comidas familiares, se permitirá a los niños llevar sus juguetes y pertenencias más queridas, y se mantendrán, en la medida de lo posible, las rutinas familiares.

– Contar con la ayuda de una empresa como Hasenkamp puede facilitar el proceso de adaptación. Delegar las gestiones y tareas que más tiempo llevan en manos profesionales hace que tengamos más tiempo para lo verdaderamente importante: la familia.

 

Ventajas de una asignación internacional para los niños

Aunque en muchas ocasiones el cónyuge que tiene que dejar su trabajo se encuentra poco entusiasmado con la idea de vivir esta experiencia, la oportunidad que ofrece a los hijos vivir una temporada en el extranjero puede hacer que cambie de opinión. Estas son algunos de los beneficios de aceptar una asignación internacional familiar:

– Tener la oportunidad de vivir en el extranjero ofrece al niño unas experiencias que no podría aprender en las aulas.

– Hacer nuevos amigos le conducirá a un mejor conocimiento de si mismo y fomentará su capacidad de adaptarse a situaciones complejas.

– El niño será capaz de desarrollar ciertas habilidades relacionadas con la autonomía que le serán de utilidad en un futuro.

 Aprender un idioma diferente se convertirá en un elemento diferenciador en su currículum.

 – Estar en contacto con una nueva cultura le permitirá tener la mente más abierta y fomentará el gusto por los viajes.

Una asignación internacional familiar no tiene por qué ser un fracaso. Merece la pena ser vivida como la oportunidad de afrontar nuevos retos, de afianzar los lazos familiares y pasar más tiempo de calidad en familia. Una ocasión única para acercarnos a nuestros hijos y regalarles experiencias cuyos beneficios pueden tener efectos muy duraderos en sus vidas. No hay que olvidar que de nuestra capacidad a la hora de ayudarles a transitar esta etapa puede depender el éxito de la asignación internacional familiar. 

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